Los problemas familiares, políticos y sentimentales le pasaron la cuenta a Pilar Egaña. A pesar de decidir escapar unos días de la rutina e irse unos días a la playa junto a su hermana e hija, la mujer de Mariano Beltrán vivió un desesperante momento tras ver sangre en sus manos, pero en realidad no tenía nada. 

Estaba sentada en un sillón cuando se percató de las manchas rojas que no salían. Intentó una y otra vez sacarlas, pero no pudo, entonces se metió desesperadamente a la ducha. Sus gritos hicieron que Florencia y Verónica llegaran rápidamente.